Las razones practicas del Yad son la de señalar el texto mientras se lee y evitar que el contacto no deseado con el pergamino lo dañe; ya que el sudor de los dedos tienen ácidos que lo dañarán con el tiempo. Exceptuando estas razones el Yad se emplea por respeto a la Torá. Según el Talmud, las escrituras sagradas hacen que las manos se vuelvan impuras (1). De hecho, un texto no interpretado es como la muerte (la muerte es la fuente de la impureza). Esta impureza del texto sagrado establece una distancia entre el lector y el texto, y esta distancia es la interpretación, siempre capaz de introducir un nuevo sentido que no estaría contenido en esta palabra revelada.
El uso del Yad por parte del segan para guiar al lector del Sefer Torá no es obligatorio, ya que el lector puede guiarse a sí mismo con él, o puede prescindir de él por completo. Es solo para conveniencia del lector, y lo maneja una segunda persona, el segan, quizás para impresionar al lector con la ceremonia y evitar errores en la lectura.
(1)Mishnah, Yadaim, capítulo 4
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