jueves, 23 de julio de 2020

La Piedra del Sol o calendario azteca y su significado

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La Piedra del Sol, también conocida como el calendario azteca, es una de las esculturas más icónicas de la cultura azteca y un símbolo fundamental del México prehispánico. Tallada en basalto, esta impresionante pieza arqueológica es considerada una de las obras más importantes de la civilización mexica antes de la llegada de los europeos a finales del siglo XV.

Aunque inicialmente se pensó que fue creada durante el reinado del emperador Axayácatl en la década de 1470, estudios recientes sugieren que fue encargada por Moctezuma Xocoyotzin entre 1502 y 1521. Su ubicación original sigue siendo un misterio, pero se cree que estuvo cerca del Templo Mayor en Tenochtitlán, el corazón del Imperio azteca.



Redescubrimiento de la Piedra del Sol



Tras la conquista de México en 1521, los españoles destruyeron o enterraron muchos monumentos aztecas por su asociación con las creencias religiosas precolombinas. Sin embargo, la Piedra del Sol sobrevivió parcialmente. El fraile dominicano Diego Durán documentó su presencia en el Zócalo de la Ciudad de México antes de que fuera enterrada en la década de 1550 por orden del arzobispo Alonso de Montúfar.

En diciembre de 1790, la Piedra del Sol fue redescubierta durante trabajos de nivelación en el Zócalo. Esta monumental losa de basalto, de 3.5 metros de diámetro y más de 24 toneladas, se encontraba a menos de un metro bajo tierra. Junto con la estatua de Coatlicue y la Piedra de Tizoc, forma parte de los hallazgos más importantes de la arqueología mexicana del siglo XVIII.



Traslados y preservación



Inicialmente, las autoridades coloniales planeaban usar la Piedra del Sol como un escalón frente a la Catedral Metropolitana, simbolizando el triunfo del cristianismo sobre las creencias indígenas. Sin embargo, el científico mexicano Antonio de León y Gama argumentó que su valor era astronómico y cronológico, logrando su preservación. La piedra fue instalada en la torre suroeste de la catedral, donde se convirtió en una atracción conocida como el "Reloj de Moctezuma".

En 1882, la escultura fue trasladada al Museo Nacional en la calle Moneda, y en 1964 encontró su hogar definitivo en el Museo Nacional de Antropología, uno de los museos más importantes de México.



Significado y simbolismo de la Piedra del Sol


La Piedra del Sol es mucho más que un calendario. Representa la cosmovisión azteca, con su compleja interpretación del tiempo, los ciclos cósmicos y la relación entre los dioses y la humanidad. En su centro se encuentra una figura que representa a Tonatiuh, el dios del sol, o Tlaltecuhtli, la deidad de la tierra, rodeada de anillos concéntricos que simbolizan las eras cósmicas aztecas.

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Las cinco eras del mundo azteca


  1. Era de los Cuatro Jaguares (Nahui Ōcēlotl): Terminó con la destrucción de la humanidad por jaguares monstruosos. Representa la tierra y duró 676 años.
  2. Era de los Cuatro Vientos (Nahui Ehēcatl): Concluyó con huracanes que transformaron a las personas en monos. Simboliza el aire y duró 364 años.
  3. Era de las Cuatro Lluvias (Nahui Quiyahuitl): Finalizó con una lluvia de fuego que convirtió a los humanos en pavos. Representa el fuego y duró 312 años.
  4. Era de las Cuatro Aguas (Nahui Atl): Culminó en una gran inundación que transformó a las personas en peces. Simboliza el agua y duró 676 años.
  5. Quinto Sol (Nahui Olin): La era actual, destinada a terminar con terremotos. Los aztecas creían que su supervivencia dependía de los sacrificios humanos para alimentar al sol.


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El calendario azteca y su función



El primer anillo de la Piedra del Sol muestra los veinte días del tonalpohualli, el calendario ritual de 260 días. Aunque no incluye números, su presencia llevó a muchos a creer que la piedra era un dispositivo de medición del tiempo. Los días comienzan con cipactli (cocodrilo) y terminan con xochitl (flor).

El siguiente anillo contiene símbolos de turquesa, asociados con la preciosidad y el fuego, junto con formas que algunos interpretan como gotas de sangre y mangos de perforadores ceremoniales destinados a extraer sangre para las ofrendas de sacrificio que alimentaban a los dioses y antepasados.



El anillo exterior está dominado por dos serpientes de fuego o dragones, Xiuhcóatl, que simbolizan las bovedas del cielo azul y en cuyas bocas aparecen los rostros de Tonatiuh y Xiuhtecuhtli, el dios del fuego. Las serpientes tienen llamas en la espalda y se encuentran hocico a hocico debajo de la cara central. 





La Piedra del Sol como altar de sacrificios


Aunque hoy se exhibe verticalmente, su forma y diseño sugieren que funcionaba como un altar de sacrificios. Los aztecas creían que los sacrificios humanos eran necesarios para mantener el equilibrio cósmico y asegurar la continuidad del Quinto Sol. Este aspecto la relaciona estrechamente con otros monumentos aztecas, como la Piedra de Tizoc y la Piedra de Moctezuma I.

La Piedra del Sol es un testimonio impresionante de la ingeniería, astronomía y espiritualidad azteca. Desde su redescubrimiento, ha fascinado a estudiosos y visitantes, ofreciendo una ventana a la compleja cosmovisión de una de las civilizaciones más notables de la historia. Hoy, en el Museo Nacional de Antropología, sigue siendo un símbolo del patrimonio cultural de México y un recordatorio del ingenio y la profundidad de la cultura prehispánica.

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