sábado, 4 de enero de 2014

La Flor Narciso su símbolo y significado



Eco y Narciso de John William Waterhouse

El NARCISO es una flor de primavera, símbolo de muerte en la juventud, sueño y renacimiento. Esta especie incluye una serie de plantas (incluidos narcisos blancos y junquillos), y cada una de ellas puede tener su propio significado simbólico. Narciso en la mitología griega antigua era un apuesto joven que se enamoró de su propio reflejo en el agua y murió, incapaz de separarse de él. Esta historia generalmente se usa como una ilustración de vanidad, narcisismo o, en psicología, dolorosa autoexcavación, pero el significado simbólico original puede haber sido más simple. Narciso florece y se desvanece rápidamente, en el mundo antiguo esto se debía al hecho de que, según I.J. Fraser, el reflejo se consideraba un presagio de muerte y se lo temía. Perséfone estaba recogiendo narcisos cuando el carro del dios Hades salió del suelo y la llevó al inframundo. 

En Persia, el olor a narciso se llamaba la fragancia de la juventud. Su tallo recto y sólido lo convirtió en un emblema del servicio devocional y la fe en el Islam. Desde que el narciso florece en el Año Nuevo chino, allí se convirtió en un símbolo de alegría, buena suerte y un matrimonio feliz (este último también es característico de otros países del Este). El narciso blanco se usa a menudo en China como un análogo de un lirio, y en el arte cristiano como un atributo de la Virgen María.

El mito de Narciso y la ninfa Eco


Fue Narciso, según Ovidio, hijo de la Ninfa Liriope y del río Céfiso. Cuando ya era mancebo, se consultó al adivino Tiresias si viviría muchos años: y este respondió, que se haría anciano, si no se conocía. Largo tiempo hizo burla de esta respuesta; pero el éxito probó que no era falsa. Apenas Narciso llegó a los catorce años, cuando apetecieron su enlace muchas doncellas, prendadas de su hermosura; más a todas las despreció. Le vio un día cazando la Ninfa Eco, y comenzó a seguirlo sin ser vista de él, por último, iba está a sus brazos, más él la repelió; y Eco, avergonzada con la repulsa, se ocultó en las selvas, y aniquilada de la pasión del amor, se convirtió en piedra o en el eco de la voz, que nadie ve y es oído de todos. Narciso burló como a Eco a otras muchas Ninfas que le amaron; pero Ramnusia o Némesis -la Justicia- le castigo del modo siguiente. Lo llevo un día a una fuente cristalina cercada de césped, y Narciso vio en ella su figura y semblante: este le pareció tan hermoso, que se enamoró de sí mismo. Inmóvil en la fuente, admirando su belleza, ya arrodillado, besaba su cara reflejada en el cristal de las aguas, quería ya abrazar su mismo cuerpo. Allí permanecía de noche, allí de día, consumiéndolo la misma pasión, hasta que se convirtió en la flor de su mismo nombre.

Esta fábula es una alegoría que reprueba el amor desordenado de sí mismo y la vanidad: y de ella emana la costumbre de aplicar la frase es un Narciso, a cualquier hombre presumido de su bella figura y presencia. Dicen que hubo un monumento de Narciso en la costa de Beocia.

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